Cine en las Arribes del Duero

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Mapa de La Ribera del Duero en 1641, durante la invasión portuguesa

Cascada del Remolino. ARRIBES DEL DUERO

lunes, 3 de octubre de 2011

Jesús Cifuentes: Raíz de Valladolid y de Castilla y León

Entrevista a Jesús Cifuentes, el Líder del grupo vallisoletano "Celtas cortos", publicada en el diario "El Mundo.es", el 19-6-2011. Nos descubre sus raíces salmantinas, de las que se siente muy orgulloso, y su profundo respeto y amor por la Tierra de Castilla y León.

"El Mundo. Castilla y León". Pilar Sánchez



El líder de la banda de música vallisoletana que más lejos ha llegado en el panorama nacional es como un gato. Tiene varias vidas: es un vallisoletano que ha vivido sus primeros 7 años en Asturias, que ha sentido el miedo de las víctimas de ETA en Vitoria, un trabajador social con las oposiciones aprobadas en Ávila, hijo de militar y relacionado familiarmente con Tejero, colaborador de las actividades de la Iglesia obrera que representaba el cura Millán Santos, defensor público de La República, músico autodidacta, líder de Los Celtas Cortos, padre de cuatro hijos de dos parejas, marido desde el año pasado vecino del barrio protegido de Girón....



Todo esto es Jesús Hernández Cifuentes, de momento, a sus casi 45 años. Un vallisoletano célebre que podía vivir en otras 'plafaformas' artísticas y musicales pero que ha decidido permanecer en su ciudad natal: "Aquí han tenido lugar las partes más emocionantes de mi vida. Soy raíz de Valladolid y como raíz respeto y cuido esta tierra, el suelo y la lluvia que cae y me alimenta" (por algo es el 'poeta' de Los Celtas).




Los abuelos salmantinos y el padre militar



Pero hasta que sus genes familiares se detuvieron en esta ciudad se produjo otra 'intrahistoria', que diría Unamuno. Sus antepasados son todos salmantinos, con la familia paterna de Aldeadávila y la materna de Barruecopardo. Ambas confluyeron en Mieza de la Ribera donde nacieron sus padres: Julia Cifuentes y Sinforiano Hernández, un capitán de la Guardia Civil que falleció hace siete años "por un tumor cabrón". De ella tomó el apellido artístico y de él una gran influencia como demuestran algunas anécdotas se casó el año pasado en Rueda porque su padre vivió allí "y decía que fue muy feliz" y la emoción con la que le recuerda alejado de la figura del recio militar: "Era muy dialogante y muy tolerante, una persona recta y cabal". Y quizá Cifuentes sea quien es por una decisión de su abuelo 'Quico', quien impidió a su hijo comprar una furgoneta para vender la fruta del huerto familiar y, como alternativa, se convirtió en miembro de la Benemérita. Pasó por varios destinos y nada más nacer el que sería su hijo más famoso se trasladaron a vivir a la localidad asturiana de Pravia y más tarde a Vitoria. En esta ciudad vasca vivieron la época en la que la banda terrorista ETA "mataba a militares constantemente, era una guerra civil en las calles de Euskadi". "Vi morir a muchos compañeros de mi padre, extremeños, andaluces, castellanos... los padres de mis amigos". Jesús siempre pensó que el suyo sería el siguiente y "sentía pánico". "Tengo en la memoria un día que paseábamos los dos por un parque y se encendieron de repente las luces de un coche, pensé que era un atentado y me puse delante de mi padre para protegerle porque estaba convencido de que a un niño no le iban a matar". Aún se estremece al contarlo.




La familia Cifuentes emparentada con la de Tejero

En esa época vivían en una casa cuartel de la Guardia Civil en la que su único vecino de portal era la familia del teniente coronel Antonio Tejero, quien tenía seis hijos y pasaría a la historia como el ejecutor del Golpe de Estado del 23-F. Su primogénita se casó muy joven con el hermano mayor del cantante y tienen cuatro hijos que han vinculado para siempre a las dos familias.



Fue precisamente el año del Golpe de Estado, cuando los Hernández Cifuentes se trasladaron a Valladolid y Jesús, con 14 años, empezó una etapa vital decisiva. Vivieron en el Cuartel de San Isidro, en el Paseo Zorrilla durante un año y él siempre estudió en el colegio de La Salle.En este "volver a empezar" de su adolescencia, sus recuerdos giran en torno a grupos religiosos del colegio dice en serio que pensó que le llegaría una "revelación" divina y como monitor en la famosa parroquia de los curas obreros liderada por Millán Santos en Las Delicias, que impulsó la educación de adultos. Tocaba en grupos regionales y formó parte del grupo Almenara en el que ya estaba Carlos Soto, el flautista que estudiaba en el Instituto Delicias y que hizo de conexión con los demás miembros de Celtas Cortos.





Un autodidacta con Valladolid en sus canciones

El cantante vallisoletano más famoso no ha pasado por ninguna escuela de música, fue la guitarra 'olvidada' de su hermana Rosa la que le impulsó a ser un músico autodidacta. "Me pasaba noches enteras con los auriculares sacando canciones de Silvio Rodríguez".



Él y su grupo de amigos se centraron en la música y en los ensayos en un garaje de la calle Granada. "Era nuestro universo, ensayar era apasionante, no había nada mejor". Ganaron un concurso de la Junta en 1987 y en tres años explotó la fama nacional, pero siempre ligada a Valladolid, una ciudad que, según Cifuentes, "es mucho más moderna, comprensiva y humana de lo que realmente aparenta". Valladolid, de donde él es raíz, está de alguna forma en todas sus canciones. "¿Cómo no va a estar? si todo lo que haces se basa en tus vivencias tamizadas por el corazón".

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Jesús Hernández Cifuentes, además de ser uno de los mejores cantantes de castilla y León es un artista muy comprometido con su Región, y con la com,arca que vió nacer a su familia: Las Arribes del Duero, en Salamanca.



Muchos jóvenes de Mieza de la Ribera recuerdan sus actuaciones en las Fiestas -como las del año 94- o la actuación en TVE con la composición famosísima "Cuéntame un Cuento..." donde lució con mucho orgullo la camiseta de su hermoso pueblo: MIEZA.



Así narraba, por ejemplo CIFU la Fiesta de las Águedas en febrero de 2009 ("El Norte de Castilla"):


LAS ÁGUEDAS (CIFU)



"Ayer sin ir más lejos fue el día de Santa Águeda, día en el que «mandan las mujeres». Como les he contado en varias ocasiones, mi familia es de origen charro, de un pueblo de Las Arribes que se llama Mieza de la Ribera, en la raya con Portugal, así que dado que mi madre tomaba la vara de alcaldesa, para allá que fuimos a compartir con la tribu este baile de poder precarnavalero. Y es que cada vez que aterrizo en mi pueblo en estas ocasiones de 'a diario', fuera de la presencia masiva de personal que hay cuando son fiestas más grandes, es cuando uno retoma conciencia de cuál es la realidad de la situación del medio rural y el cuarto de hora de vida que le queda.


Una vez que mi madre tomó la vara de alcaldesa en el Ayuntamiento, arropada por todo un conjunto de rostros de mujeres antiguas, felices de estar juntas y con historias de esfuerzos épicos en luchar por la vida, por su familia y por la felicidad, toda la comitiva se encaminó a la tradicional misa en la que me enteré que ésta mujer (Santa Águeda) fue una señora siciliana del siglo III martirizada por el gobernador romano de turno. Y todo por querer mantenerse virgen a favor de la recién estrenada religión cristiana. Uno dice - ¡Joder!- Vaya con esa pobre mujer ¿no? Y el romano ese ¡menudo cabronazo! Salvando las distancias hay un cierto tufillo que me recuerda a la historia desgraciadamente ya habitual de buena parte de las mujeres maltratadas que en nuestros días han sido y lo están siendo. Señoras que en muchos casos son un ejemplo de supervivencia y de lucha por sembrar vida en el desierto más hostil que pueda existir, a base de un amor nunca devuelto o reconocido.


Pero bueno. El poder ayer fue de ellas y hoy ya no se sabe quién lo tiene. Porque con lo que está cayendo y con el recuerdo de un pueblo que a pesar de su riqueza se va quedando día a día, viejo a viejo, más vacío que un conjunto vacío, uno ve hacerse reales los augurios que andan sueltos de que el hambre que nunca hemos visto está al caer, que la situación de paro y el bolsillo roto puede llegar a generar el clamor de un puño levantado. Quién sabe si la buena noticia es que estamos a las puertas de un cambio real en el orden social tal y como lo hemos padecido. No sé. Quizá he tenido una siesta con pesadillas medievales."


Jesús Cifuentes - El norte de Castilla


Celebración del "Baile de la bandera" en 1982. Mieza de la Ribera (SALAMANCA)

1 comentario:

  1. muy interesante artículo. Sin embargo, permítanme aconsejarles de cambiar el color de fuente del texto en el que cifuentes narra Las Águedas ya que apenas se puede leer.

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